sábado, abril 30, 2005

Reencuentros y tazones

Pues sí, como avisé, ayer fui al mar, y fue uno de los contactos más bonitos que he tenido con él, porque donde fui la playa era sencillamente el final de la tierra. No había hoteles de quince pisos, ni quioscos con la canción del verano a todo volumen. Había poquísimas personas y nosotros, que éramos once, éramos de largo el grupo más numeroso. El agua no estaba excesivamente limpia, sobre todo de algas, y estaba fría, pero fue algo que comprobé después de correr cuarenta metros por la arena mientras tiraba a cualquier sitio las cosas que me iba quitando. “Eres como un niño chico”, dijo un amigo a mi espalda.

No puedo despedirme hoy sin hacer sólo mención a algo que me ha marcado y para lo que me siento absolutamente incapaz de escribir, pero en el mero hecho de que una amiga medio dormida le ponga a las dos de la mañana un tazón de leche con cereales a un amigo que sólo ha ido a su casa a llevarse unas cervezas hay una belleza que resulta, en el sentido literal de la palabra, indescriptible.

1 Comentarios:

At 6:42 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

..Me ha encantado lo del tazón de cereales para que pase la madrugada...genial!

 

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