sábado, noviembre 26, 2005

Retratos

Si fuera Borges, empezaría diciendo: "Desde que era niño he sentido una extraña admiración por el género del retrato, donde grandes autores cultivaron..." Pero como no soy él, ni su otro yo, ni sus admirados Shakespeare y Virgilio, tengo que empezar de otra forma.

Desde que empecé la carrera y a interesarme por el mundo del arte en general y de la pintura en particular, ha habido varios géneros que me han introducido de forma más directa en el pensamiento del hombre. Uno me ofrecía un pasatiempo como no sería capaz de igualar ni una sopa de letras del tamaño del Gernika: el género mitológico. Atributos, héroes, dioses, amor, celos, venganza, soberbia, ingenio... Empecé a aprender a leer letras con 3 años, imágenes con 17. El otro género que progresivamente se ha convertido en mi favorito sin duda alguna, es el retrato.

He tardado varios años en hacer pequeñas afirmaciones acerca de lo que los retratos significan para mí. La primera que hago ahora cuando trato de explicar a mis amigos el porqué de mi inclinación es que en un buen retrato se puede aprender muchísimo no sólo del retratado sino también del retratista y de la relación que tenían entre ellos. A lo largo de mis viajes en busca de Museos he podido ver algunos de los mejores y más interesantes retratos que se han pintado nunca. ¿La Gioconda? Espero ser algún día suficientemente poderoso para que me abran su tumba de cristal para verla como una pintura y no como una reliquia. ¿Velázquez? El mejor no-artista de la Historia del Arte. Hablo de Goya, de Ingres, de Manet, de Bronzino, de Lotto, Gericault, Leonardo, Raffaello, Tiziano, Rembrandt, Caravaggio... Hablo de historias completas encerradas en un busto, en una figura sentada, en una mirada, un contraluz, unos grandes ojos fijos como los de Berthe Morisot, una ternura infinita como la de la Condesa de Chinchón... Muchas de estas historias se han ido revelando durante largos ratos de silenciosa conversación. Aprended a mirarlos, porque aprenderéis a escuchar mejor, a ser más comprensivos porque cada uno de nosotros somos uno y mil retratos. A oscuras somos nuestro propio autorretrato, pero para cada uno de nuestros amigos nos dibuja y nos pinta de forma imborrable para la posteridad con nuestros rasgos individuales que sólo ellos conocen y que nos harán únicos e inconfundibles cuando la ingente masa trate de pasarnos por encima con sus categorías y mentirosos cajones...

1 Comentarios:

At 1:05 a. m., Blogger Nieves dijo...

Este texto es precioso. :) Eres un artista, Fer!

 

Publicar un comentario

<< Home