martes, febrero 21, 2006

Herido

Ayer mis ídolos me engañaron. Me ilusionaron en vano, me crearon las expectativas que sólo sus hazañas pueden despertar en mí. Canastas inverosímiles, anotaciones desorbitadas, acrobacias, creatividad... Todo al limbo.

El partido comenzaba a las dos y media de la mañana, hora que me parecía más que aceptable para quedarme a verlo. No era sólo la presencia de Gasol, que también animaba, era sencillamente uno de los acontecimientos deportivos anuales que el año pasado me perdí. Sabía que acabaría tarde, muy tarde, que apenas domiría un par de horas porque tendría que ir a clase. Pero merecía la pena. Le dije a un amigo por el messenger: "mañana miraré a la gente en el metro pensando que han dormido cuatro horas más pero no imaginan nada de lo que yo he visto." Trasnochar era una especie de precio que se pagaba por asistir en directo al partido. Y pagué orgulloso, sabiendo que hoy podría presumir diciendo "yo lo vi en directo", y consideraría desgraciados a aquellos que no lo vieron. Pero todo se fue al traste.

La retransmisión empezó con una ceremonia animada, que invitaba a disfrutar desde el principio. Pero luego llegó el desastre. La Hoguera de las Vanidades, la llamaba Montes. Un repertorio de tiros sin sentido, canastas fáciles, mates descafeinados, alley-oops que no salen, balones perdidos, desgana, desidia, falta de interés, demasiado ego para buscar una jugada en vez de sumarte dos estúpidos puntos en busca del MVP. En estas salió Gasol, que está, a nivel humano, muy por encima de eso. Tal vez le pasaran ocho o nueve veces el balón en todo el partido. Y eso, en baloncesto, es muy poco. Como se dio cuenta rápido de lo que pasaba, se dedicó a lo que podía: coger rebotes, ya que sus compañeros corrían enseguida a la otra canasta por si podían anotar solos. Dio dos pases de muchísima calidad, pero claro, ni siquiera supieron cogerlos porque su mente no los concebía. "Aquí unos han venido a jugar una cosa y otros han venido a jugar a otra", volvió a explicar Montes. Fue un insulso intercambio de canastas.

Antes el All-Star era el fin de semana de la fantasía, de hacer esas cosas que no te podías atrever a hacer a menudo en los partidos por lo arriesgadas que eran. Era la ocasión de juntar todo el talento de la liga en un partido y sentarse a disfrutar de él. Pero ahora la mayoría de los jugadores de más calidad ya tienen en sus equipos la plena libertad de hacer lo que les dé la gana, por lo que el All-Star no les supone ya ninguna liberación, es solamente un baño de ego. Y ha acabado banalizándose. Quizá es exagerado, pero veremos si los años me dan la razón o me la quitan.

Lo que los años no me van a dar son las horas de sueño que perdí ayer, ni me van a devolver la ilusión que tenía, ni me van a ofrecer las bonitas jugadas que no vi. Cuando hoy debería haber mirado por encima del hombro a los que no tenían ojeras, les he mirado con envidia...

4 Comentarios:

At 11:46 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

Bienvenido a la tierra de los sueños, esto es América ;).

Eso te pasa por pecar de vanidoso y querer mirar por encima del hombro a aquellos que no comparten tus gustos.....
Mira que te gusta ser pedante....

 
At 9:35 p. m., Blogger Javier dijo...

meno mal que, por lo menos, siempre te quedará la VAMOAK!!!

por cierto,vaya comentario de mary poppins!!! jajajajaja!!!

 
At 11:08 p. m., Blogger Fer dijo...

Tú encima dale coba...

 
At 6:56 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

es que me estoy dejando las drogas y claro, pasan cosas así... pero te ha molado, lo sé ;)

 

Publicar un comentario

<< Home