lunes, enero 29, 2007

José II

José II fue uno de los últimos patriarcas de Constantinopla antes de la derrota frente a los turcos de 1453. Los últimos años de su vida los pasó dedicado a la búsqueda de la unión con la iglesia occidental, de la que se habían separado hacía ya casi cinco siglos. Todos los que le conocieron, tanto en Constantinopla como en Occidente quedaron admirados por su profunda fe cristiana en la unión, más allá de los acuerdos políticos que realmente movían los intereses de occidentales (el prestigio de devolver a la "descarriada" iglesia griega al rebaño de la cristiandad) y bizantinos (la ayuda militar que tanta falta hacía ante el invasor turco).

José II embarcó a finales de 1437 hacia Venecia para asistir al concilio que pondría fin al mayor cisma de la iglesia que aún hoy sigue dividida. Tenía más de ochenta años. Hacer un viaje de dos meses en barco en el s. XV con más de ochenta años de los del s. XV es algo que estaba al alcance de muy pocos.

Después de llegar a la Serenísima República de Venecia, se dirigió a Ferrara, donde habían comenzado ya los preparativos para el concilio, y donde esperaba el papa. Todo estaba preparado para el gran encuentro entre los máximos responsables de las dos ramas del cristianismo más importantes del orbe. Todo salvo la arrogancia de Eugenio IV. El papa, abiertamente opuesto a considerar a José II, patriarca de Constantinopla, como a un igual, indicó que en la etiqueta de la recepción el inquebrantable anciano debía besar su pie como hacían todos cuando llegaban a su encuentro.

José II llegó, enfermo, a las puertas de Ferrara a las diez de la mañana del 7 de marzo de 1438. Enterado de las intenciones del papa, decidió permanecer en la barca que le había llevado allí hasta que Eugenio IV aceptase reconocerle como su igual y le eximiese así de la innoble sumisión a su persona. El papa esperó durante todo el día a que el anciano entrase en razón y viera que besarle el pie no era más que una formalidad por la que no merecía poner en peligro diez años de negociaciones y un viaje digno del mismo Odiseo. Pero José II resistió, y ya cuando anochecía el papa consintió que el viejo patriarca entrara en Ferrara, aunque privándole del recibimento que merecía su cargo. Desde aquel día, Eugenio IV supo a lo que atenerse cuando se tratara de negociar con el firme anciano y su búlgara terquedad.

2 Comentarios:

At 12:59 a. m., Blogger neis dijo...

no sé por qué esperaba un final de historia más "maid in hollywood", pero creo que José II debió ser tan increíble como Padre, y Eugenio IV, tan terrible como Checa...ja ( demasiado influenciada)

 
At 7:41 p. m., Blogger Javier dijo...

José II era Capricornio??

 

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