jueves, marzo 15, 2007

Pobre Borges...

Hoy se esfumó el último grano de arena del libro de Borges. Hoy todo terminó por un segundo. Hoy, de repente, se paró el mundo y poco después comenzaba otra vez desde cero. Hoy, recorría los angostos pasillos del depósito de la biblioteca, buscando el lugar que correspondía al libro que llevaba en la mano. Mi mirada subía por la última estantería, pasaba entre anaqueles sin detenerme, contaba para mí y repetía en voz baja la lista de signos que clasifican los miles de libros de la sala. Poco a poco el miedo se apoderaba de mí y mi respiración se aceleraba. Finalmente, con la decepción de quien lee por descuido la última página de su novela policíaca, comprobaba la verdad: el libro que llevaba en la mano era el último de todos. La Biblioteca de Babel tenía fin.

1 Comentarios:

At 12:03 a. m., Blogger neis dijo...

jo terminar un libro siempre tiene esa dulce sensación de tristeza...a mi personalmente me encanta...

 

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