miércoles, junio 28, 2006

Daniela en una llamada

Hoy he llamado a mi amiga Daniela. Como hacía ya unos meses que no hablábamos por teléfono, nos hemos puesto al día de las cosas importantes: el sabor de su helado o las veces que ha cambiado de casa desde que empezó la universidad. Uno, due, tre, quattro, cinque... Eescucharla contar era como oírselo por primera vez a un niño pequeño, con su voz despreocupada y sencilla. Mientras, su helado se le deshacía y podía verla chupándose los dedos mientras giraba la cabeza para no pringarse más de lo que ya lo hacía. Yo me reía y ella decía mi nombre muy seria, así que yo me reía todavía más.

- Ti abbraccio forte.
- Pure io, salutami tutti...

viernes, junio 23, 2006

Proust

Ahora que vuelvo a tenerla aquí a mi lado recuerdo aquel día, aquella sensación de asombro, de felicidad plena y esa agujita que no dejaba de decirme que terminaría tarde o temprano. Muchos de los que me conocéis pensáis que exagero y que me repito, pero me aporta una belleza y una serenidad a lo largo del día que sería mezquino despreciar. Me hace reflexionar sobre lo que soy y me reafirma, me da fuerza para seguir siéndolo. Ya es parte de mí, adoro que sea capaz de ponerme los pelos de punta con nimiedades: una erre pronunciada más fuerte que otra o el suspiro de palabras de las que conoce todas sus raíces. Tiene los nudos del naranjos en su voz y la gota de ternura que hace prolífica la melancolía. Por ella sé que son marrones los ojos que busco.

martes, junio 20, 2006

De obras

Escribo esto sentado de lado, en una pose más bien de columnista de periódico (muy) local que de lo que debería ser: un tipo relajado en su cuarto después de un duro días de estudio. El motivo de mi postura es que estoy sentado al final de la cama en un lugar que normalmente ocupa mi silla, esa que tanto he insultado por el calor que da. Pero hoy la echo más de menos que Will a Philadelphia en ese mítico capítulo de El Príncipe de Bel-Air. A los pies de mi cama se extienden unas cajas de cartón abiertas, que marcan una especie de camino, asaz distante de aquel de baldosas amarillas. Bajo los cartones, bolsas de traje de El Corte Inglés abiertas. Mi cama está en sentido transversal al que normalmente ocupa. (Para los disléxicos de transversal y longitudinal diremos atravesada) Me preocupa caerme mientras duermo. Normalmente la cama está pegada a la pared, pero hoy está en el centro, y me invita a desplomarme por cualquiera de los dos lados. Por la derecha es probable que impactara contra la mesa de alas desplegables; por la izquierda tiraría el plástico que pende de la parte superior del mueble y moriría asfixiado enredado en él. Si me caigo y no me despierto, cosa que no me extrañaría, despertaría a mi madre, que se encontraría un paraje desolador. A los pies de la cama están la mesa del ordenador a un lado y el mueble al otro, lo que deja ningún espacio para acceder a mi socorro, a no ser que gatee por encima de mis piernas (posiblemente fracturando alguna si no las dos), que probablemente no cayeran conmigo por una sencilla cuestión de espacio. Que se me caiga la ventana recién puesta encima me preocupa menos. El hecho de no tener cristales aún (por lo visto pesan y ahí sí se podría caer de verdad...) facilitaría que mi cabeza escapara por uno de esos huecos, como hace Aladdin cuando se le cae la torre encima y se mete en el agujero de la ventana.

Finalmente, mañana pasará probablemente lo mismo que hoy. Las obras que hay en la calle harán tanto ruido que no seré capaz de oír el despertador y me quedaré dormido...

martes, junio 13, 2006

Salinas, ¡¡cómo nos lo estamos pasando!! Eh...

Hoy debería redimirme con un post decente teniendo en cuenta lo que escribí el otro día. Pero no puedo: hoy me he perdido el Australia - Japón. Y es que ya van dos. Tampoco vi Inglaterra - Paraguay. ¿Qué será lo próximo? ¿Korea del Sur - Togo? Así no puedo seguir. Debería haberme comprado un grabador de DVD o algo por el estilo. No puedo ir así por la vida, me parece una desfachatez y una falta de respeto a dos de las pocas personas a las que aún se lo guardo: Montes y Maldini. Gente seria, que sabe lo que hace.

El Mundial llena Madrid de camisetas de Ecuador, me pone a hablar con un suizo en el Metro, lleva ilusión al centro de África y a los Estados Unidos les acompaña afición en vez de los No Global. Una vez cada cuatro años, una oportunidad en la vida de sentirte absolutamente inalcanzable para los demás. Un sueño para todos los que alguna vez le hemos pegado una patada a algo redondo.

lunes, junio 05, 2006

Perdidos

Digamos que todos estos posts han ardido en la Biblioteca de Alejandría de mi pereza infinita...

- Conocí a Carmen Consoli, mi cantante preferida italiana. Ancora più bella dal naturale...
- Bricomanía ha dado un salto de calidad abrumador. Íñigo y el de la barba me recuerdan a los artistas del renacimiento después de su viaje a Roma.
- Anabel Alonso ha pasado de interpretar una actriz que se vendía haciendo malos papeles para subsistir a serlo de verdad. (Videtur anuncio de barritas de cangrejo)
- A los del PP se le pone dura cuando oyen a Rajoy eso de "nosotros no cambiamos".
- Que Raúl empuje un rechace a dos metros de la portería significa no sólo que ha vuelto sino que vamos a ganar el Mundial. Cuando lo hacía Julio Salinas, "las metía con el crucifijo".
- Quizá trabaje en el Prado explicando Picasso.
- El otro día manejé un libro de 1910 facsímil de un cuaderno de dibujos del siglo XVI. Medía más de medio metro de alto y, abierto, casi uno de ancho.