domingo, noviembre 26, 2006

¿Oslo había dicho?

Creo que aún no lo había mencionado, imagino que por lo vulgar del acontecimiento. Tampoco escribo cuando me lavo los dientes, cuando me rasco la rodilla derecha o cuando releo Petrarca. Pero sí, esta vez lo cuento: el miércoles me voy a Oslo. Razón aquí.

Fiordos, barcos vikingos, Munch, Ibsen, hielo... Y algo que tiene mucho de exótico para mí: ¡pagar en moneda que no es euro! Ya tengo mis coronas noruegas en casa, unos billetes preciosos, ingenuos, parecidos a los que teníamos nosotros de cien y quinientas pesetas.

¿Que con quién me voy? Con una gran amiga, la más reciente, que lleva dentro el poder de los conquistadores, la inteligencia de los generales y la sensibilidad de las noches de otoño. Si ella sonríe, el mundo entero funciona mejor, estoy seguro.

El viaje y la hazaña memorables están a punto de comenzar...

miércoles, noviembre 15, 2006

Pobres de espíritu...

Aquellos que rompen las pequeñas reglas porque, cuando sea necesario, no tendrán el valor para romper las grandes.
Aquellos que corren para alcanzar un autobús, porque no aliviarán así su prisa.
Aquellos que no ceden su asiento, porque así no sanarán su cansancio.
Aquellos que gritan, porque serán escuchados por obligación.
Aquellos que rehuyen miradas, porque así no se salvarán de ser juzgados.
Aquellos que simulan, porque ellos siempre verán su triste verdad.
Aquellos que agradecen en exceso, porque se saben incapaces de ofrecer lo recibido.
Aquellos que siempre encuentran palabras, porque desconocen el valor del silencio.
Aquellos que aman con egoísmo, porque ignoran el significado del verbo amar.

domingo, noviembre 12, 2006

Mi película favorita

La protagonizan Brad Pitt y Scarlett Johansson. Se desarrolla en Roma, donde Harrison Ford es profesor de universidad y Daniel Day-Lewis un bohemio de oscuro pasado y buen corazón, que luchará con Brad por el amor de Scarlett. Sean Connery y Emma Thompson son los bondadosos padre de Scarlett, mientras que el único apoyo para Brad será su mejor amigo, un huraño pintor, Anthony Hopkins. A lo largo de la película hay varios cameos: Ben Stiller y Owen Wilson aparecen en un anuncio de ropa gigante; Íñigo Segurola es el jardinero de Sean y Emma y Robert Hays es conductor de autobús. La música es de Trevor Jones.

Como soy un clásico, la película transcurre en tres actos y el punto de humor lo pone un grupo de tres excéntricos personajes, primos de Scarlett: Mel Gibson, Johnny Depp y Michael Keaton. La trama se complica en el momento en el que Christian Slater, lleno de rencor, engaña a Daniel Day-Lewis para que intente matar a Brad. Sin embargo, gracias al testimonio de un mendigo honrado, Morgan Freeman, todo saldrá bien.

La escena final, en la que todo se resuelve sin la más mínima sorpresa, se cierra con beso entre Brad y Scarlett y el tema central, interpretado, cómo no, por Carmen Consoli.

martes, noviembre 07, 2006

Hoy es uno de esos días

Hay días en los que el spleen, la melancolía, o la fuerza de Saturno nos golpean implacables. En esos días uno necesita saberse acompañado en su islote.

La bellezza delle cose (Carmen Consoli)

Non hai mai sentito dire che la bellezza delle cose ama nascondersi?
Ed è forte quello che ho dentro distante dalla mediocrità
Ho rischiato di perdere tutto per non subirla...

Non hai mai sentito dire che la bellezza delle cose ama sorprenderci?
Ed è forte quello che ho dentro distante dalla mediocrità
Ho bendato i miei occhi da tempo per non vederla...

Ed avrei voluto trovarmi tra le tue parole più belle
raccogliere un brivido dai tuoi sguardi
ed avrei voluto trovarmi tra le tue risposte distratte...

Abbiamo vagato a lungo tra quei discorsi preziosi e contorti senza concludere
Ed è forte quello che ho dentro distante dalla mediocrità
Ho inseguito il rumore assordante per non sentirla...

Ed avrei voluto trovarmi tra le tue parole più belle
raccogliere un brivido dai tuoi sguardi
ed avrei voluto trovarmi tra le tue risposte distratte...


¿No has oído nunca decir que la belleza de las cosas ama esconderse?
Y es fuerte lo que tengo dentro, lejano de la mediocridad
Me he arriesgado a perderlo todo por no sufrirla...

¿No has oído nunca decir que la belleza de las cosas ama sorprendernos?
Y es fuerte lo que tengo, lejano de la mediocridad
He vendado hace tiempo mis ojos para no verla...

Y habría querido encontrarme entre tus palabras más hermosas
recoger un escalofrío de tus miradas
y habría querido encontrarme entre tus respuestas distraídas...

Hemos vagado durante mucho tiempo por esos asuntos preciosos y retorcidos

Y es fuerte lo que tengo dentro, lejano de la mediocridad
He seguido el ruido ensordecedor para no oírla...

Y habría querido encontrarme entre tus palabras más hermosas
recoger un escalofrío de tus miradas
y habría querido encontrarme entre tus respuestas distraídas...

lunes, noviembre 06, 2006

Bellschön

Hace años viajé al país de Bellschön, donde se habla la famosa lengua bellschönisch. Esta lengua, olvidada ya casi hasta por sus propios habitantes, sobrevive entre los ancianos que moran los valles más secretos y las cumbres más desconocidas. Pocos viajeros recorrieron estos pagos más despoblados y escasa o nula huella dejaron en sus gentes.

El bellschönisch es su lengua, y en ella he leído y escuchado los poemas más hermosos que ahora puedo recordar. Su belleza proviene de los centenares de palabras de las que disponía para describir lo que en castellano agrupamos bajo las imprecisas "bonito", "bello" o "hermoso". Si no puedo reproducirlas aquí, es porque no dispongo de los caracteres necesarios para hacerlo; el propio nombre bellschönisch no es más que una pobre transcripción de su nombre real. Recuerdo parte de uno de esos poemas, donde el ritmo venía marcado por los derivados de "bonito al atardecer", "cielo de verano entre amarilo y naranja" y "brisa cálida de primavera". Sus variados matices sobrecogían por la proximidad que existía entre la sensación de la que hablaba y la combinación de sonidos elegidos para describirla. Uno de los ancianos me habló de un poema mítico que sólo recordaba su mejor amigo, quien lo había aprendido en la niñez. Narraba la historia de Bellschön desde el origen y era el único poema donde se incluía la palabra para la que nosotros sí tenemos cientos de palabras próximas, de la que "feo" es la más cercana. Su amigo murió durante mi visita, llevándose con él miles de versos irrepetibles.

Quise despedirme en bellschönisch de sus habitantes, pero, a diferencia del resto de los días donde sí fuimos capaces de entendernos a pesar de hablar lenguas tan lejanas, fui incapaz de hacerles entender que me estaba marchando para probablemente nunca volver: me sentí desdichado por ser el hombre que introdujera en aquel pueblo la primera noción de despedida.

Apenas estuve una semana en Bellschön, y a diferencia de otros viajeros, sí tengo palabras para describir la experiencia.