martes, noviembre 29, 2005

Enamorado

Sí, lo confieso. Me he enamorado. Sé que debería habérselo dicho a mis amigos más cercanos, y les pido perdón por no haberlo hecho antes. Sé también que algunos lo sospechaban, sobre todo porque últimamente hablo de ella más que antes, pero no puedo evitarlo. Es siciliana y la conocí en Italia, claro. Cuando la oí hablar al principio no le prestaba mucha atención, pero ya me sentía profundamente atraído por su timbre de voz, tan íntimo, tan humano, tan lleno de tristeza a veces. Sentía que nadie la había entendido nunca, pero que yo sí era capaz de leer entre sus preciosas líneas. Poco a poco me fue cautivando, y al final del año incluso memorizaba algunas de las frases que le oía porque eran de una belleza incalculable. Una vez en España, le pedía casi todos los días que me hablara, y la escuché con más atención aún; sobre todo cuando nos quedábamos solos. ¡Llegué incluso a cantar sus frases! Desde hace unos días no me la quito de la cabeza, me invaden sus palabras y su sensibilidad constantemente y paso las horas absorbido por su embrujo. Ayer pude verla en movimiento unos minutos gracias a internet. No es guapa y sin embargo su belleza arrebata desde el primer momento. Era realmente la primera vez que la veía viva, no ya en foto, sino moverse con la misma delicadeza con la que canta, con la que vive, con la que respira. "Mille violini suonati dal vento, l'ultimo bacio, mia dolce bambina, brucia sul viso come gocce di limone l'eroico coraggio di un feroce addio..." Me he enamorado de Carmen Consoli.

sábado, noviembre 26, 2005

Retratos

Si fuera Borges, empezaría diciendo: "Desde que era niño he sentido una extraña admiración por el género del retrato, donde grandes autores cultivaron..." Pero como no soy él, ni su otro yo, ni sus admirados Shakespeare y Virgilio, tengo que empezar de otra forma.

Desde que empecé la carrera y a interesarme por el mundo del arte en general y de la pintura en particular, ha habido varios géneros que me han introducido de forma más directa en el pensamiento del hombre. Uno me ofrecía un pasatiempo como no sería capaz de igualar ni una sopa de letras del tamaño del Gernika: el género mitológico. Atributos, héroes, dioses, amor, celos, venganza, soberbia, ingenio... Empecé a aprender a leer letras con 3 años, imágenes con 17. El otro género que progresivamente se ha convertido en mi favorito sin duda alguna, es el retrato.

He tardado varios años en hacer pequeñas afirmaciones acerca de lo que los retratos significan para mí. La primera que hago ahora cuando trato de explicar a mis amigos el porqué de mi inclinación es que en un buen retrato se puede aprender muchísimo no sólo del retratado sino también del retratista y de la relación que tenían entre ellos. A lo largo de mis viajes en busca de Museos he podido ver algunos de los mejores y más interesantes retratos que se han pintado nunca. ¿La Gioconda? Espero ser algún día suficientemente poderoso para que me abran su tumba de cristal para verla como una pintura y no como una reliquia. ¿Velázquez? El mejor no-artista de la Historia del Arte. Hablo de Goya, de Ingres, de Manet, de Bronzino, de Lotto, Gericault, Leonardo, Raffaello, Tiziano, Rembrandt, Caravaggio... Hablo de historias completas encerradas en un busto, en una figura sentada, en una mirada, un contraluz, unos grandes ojos fijos como los de Berthe Morisot, una ternura infinita como la de la Condesa de Chinchón... Muchas de estas historias se han ido revelando durante largos ratos de silenciosa conversación. Aprended a mirarlos, porque aprenderéis a escuchar mejor, a ser más comprensivos porque cada uno de nosotros somos uno y mil retratos. A oscuras somos nuestro propio autorretrato, pero para cada uno de nuestros amigos nos dibuja y nos pinta de forma imborrable para la posteridad con nuestros rasgos individuales que sólo ellos conocen y que nos harán únicos e inconfundibles cuando la ingente masa trate de pasarnos por encima con sus categorías y mentirosos cajones...

miércoles, noviembre 16, 2005

Retorno a Pisa

No ha sido nostálgico. Pasaba por los sitios donde tan feliz he sido y sólo podía sonreír. Quizá aún no ha pasado demasiado tiempo y sigo inmerso en la misma corriente de aquellos días, por lo que lo saboreo aún desde dentro. Supongo que lo difícil será el día en que vuelva y mi vida se encuentre ya en otro camino, continuación de este, pero distinto. Será como subir una montaña y ver el camino por el que subí desde lo alto, pequeño, lleno de un encanto que ahora no puedo saborear, porque aún estoy abajo, mirando hacia atrás, viendo todavía la huella de mis pasos. Dentro de un tiempo veré la copa de los árboles que lo flanquean formando su silueta en vez de irla adivinando mientras avanzo.

martes, noviembre 15, 2005

El barbero y los dulces

En la época de los reyes absolutistas el barbero era uno de los cargos de corte mejor considerados y pagados. La primera vez que lo escuché me pareció algo difícil de explicar, pero enseguida vino el motivo: no todo el mundo tenía a su disposición el cuello del rey con una cuchilla en la mano...

La gente no deja dormir en su cuarto a cualquiera. No puedes ir una semana a casa de todo el mundo que conoces. No todos te albergan dándote sábanas, toallas y todo tipo de comodidades. No todas las madres de tus amigos te envían un paquete urgente con los dulces que tanto te gustan cuando se enteran de que estás en su mismo país. Después de todo, quizá hay algo que estoy haciendo bien...

domingo, noviembre 06, 2005

Il tango ritrovato

Es terrible pensar que has perdido una melodía para siempre. Escuché esa canción una sola vez, y me transmitió tantas cosas que estaba atemorizado pensando que nunca volvería a escucharla... No hablo de aquella época oscura donde no existían ni emule, ni Napster ni cosas así, hablo de hace un año. Temí que al ser una canción antigua nadie se hubiera molestado en pasarla a mp3 y que jamás la encontraría, sobre todo porque no conocía el título y del intérprete tenía sólo una noción. Decidí buscar por internet el trozo de frase que recordaba, pero no encontraba nada: probablemente recordaba mal alguna palabra. Lo que en cambio recordaba a la perfección era el ambiente de la canción: una habitación en penumbra, una luz cálida y amarilla que se filtra sólo por las hendiduras de una antigua persiana, un calor sofocante y una paz abrumadora... Pero así no encontraría nada... Hasta que descargué una antología, vi un título que se parecía de forma clarificadora a mi recuerdo y allí apareció la música, evocadora y somnolienta, allí apareció Gardel cantando "Y todo a media luz, es un brujo el amor..."

miércoles, noviembre 02, 2005

Prisas

Hoy es uno de esos días donde he sido consciente de todo lo que tenía que hacer cuando ya me quedaba poco tiempo para hacerlo, por lo que todo se ha apresurado mucho, más de la cuenta. Y como una de las cosas que tenía que hacer era temas administrativos, pues han surgido los tan clásicos inconvenientes absurdos que pueden hacer desbaratarse un país como el nuestro: no he sabido rellenar un par de casillas de la matrícula del doctorado y algo mucho peor. No tengo pegamento de barra para pegar mi foto al carnet de estudiante. Desconozco con qué ira vendrá a mí la mujer de secretaría mañana cuando le pida el suyo prestado. Además, seguro que voy a seguir llevando los típicos papeles que rellenas pero que luego te devuelven diciéndote "no, esto no me sirve, te lo quedas tú", a lo que tú sólo puedes responder "ah, vale".