sábado, abril 30, 2005

Reencuentros y tazones

Pues sí, como avisé, ayer fui al mar, y fue uno de los contactos más bonitos que he tenido con él, porque donde fui la playa era sencillamente el final de la tierra. No había hoteles de quince pisos, ni quioscos con la canción del verano a todo volumen. Había poquísimas personas y nosotros, que éramos once, éramos de largo el grupo más numeroso. El agua no estaba excesivamente limpia, sobre todo de algas, y estaba fría, pero fue algo que comprobé después de correr cuarenta metros por la arena mientras tiraba a cualquier sitio las cosas que me iba quitando. “Eres como un niño chico”, dijo un amigo a mi espalda.

No puedo despedirme hoy sin hacer sólo mención a algo que me ha marcado y para lo que me siento absolutamente incapaz de escribir, pero en el mero hecho de que una amiga medio dormida le ponga a las dos de la mañana un tazón de leche con cereales a un amigo que sólo ha ido a su casa a llevarse unas cervezas hay una belleza que resulta, en el sentido literal de la palabra, indescriptible.

jueves, abril 28, 2005

El verdadero dios...

Si hay una palabra que define mi existencia a día de hoy es la palabra “sol”. No sólo porque hoy esté inundando la ciudad, sino porque lo enciende todo. Es normal que casi todas las civilizaciones lo hayan tenido como un dios, porque produce efectos absolutamente indescriptibles, casi mágicos. Hoy me ha acompañado a lo largo de toda la mañana y ahora, a las cinco y media, se deja caer sobre mi almohada invitándome a dormir... Ah, mañana voy a la playa...

jueves, abril 21, 2005

Lost en algún punto...

Todavía me pregunto qué pequeña parte de mí destruyó anoche la sutileza de “Lost in Translation”. Es una película que pulsa un tecla que desconocía, pero creo que en el fondo me ha hecho bien. Ha encendido un pilotito de aviso para añadir unas décimas de segundo al tiempo que usamos en cada reflexión. Es una diferencia tan mínima que sólo un grupo de detalles que rozaban el umbral de lo sensible pasarán a partir de ahora a certezas, cuando antes, aunque bellas, eran inseguridades que se escapaban por su carácter de “pequeñas cosas”. Es curioso ver al final a quién le ha gustado y a quién le ha parecido “una pérdida de tiempo”. Es una película que golpea en un punto tan concreto que se puede usar para dividir el mundo en dos.

Me ha dado la idea también de hacer entrevistas de trabajo que tengan un apartado de comentarios de algunos libros y películas, que tantas veces dicen más de una persona que su currículum o diez largas conversaciones. A mí me pasa de forma innata cuando alguien me dice que le ha gustado el “Silmarillion” de Tolkien. No significa que esa persona sea más lista o menos que las otras, significa que tenemos una parcela común de sensibilidad a cierto tipo de cosas.

Tras unos días oscuros el sol ha vuelto a la Toscana, y la verdad es que da la impresión de que las cosas se retoman cuando uno mira por la ventana y ve por encima de los edificios un azul como este tan uniforme, claro y limpio.

miércoles, abril 20, 2005

Estar crecido

Es mostrarte tal y como eres ante esas dos personas que tanto te intimidaban. Es tener el valor de alejar de tu vida a alguien que no se ha mostrado digno de estar a tu lado. Es mandarle un mensaje a una chica, que está a miles de kilómetros y de la que hace meses que no sabes nada de ella, para decirle lo bonitos que son sus ojos porque has visto algo que te lo ha recordado. Es que no te importe lo que haya podido pensar ni lo que vaya a hacer después. Es mostrar en público esas cosas tan absurdas con las que tanto te ríes sin miedo a parecer imbécil. Es volver a casa con un dolor de tripa increíble y no poder acostarte sin contar estas cuatro tonterías.

viernes, abril 15, 2005

Chispazo

Quizá no sea muy buena señal comenzar un nuevo blog y estar tres días sin actualizar, pero cuando son días en los que se recopilan sensaciones es, por el contrario, muy buen signo. Dice Neruda en algún punto de su “Confieso que he vivido” (libro muy recomendable a cualquier tipo de público) que las memorias del poeta no son como las del memorialista; si bien el segundo fotografió más, el primero vivió con más intensidad y cuando se sienta a escribir se sirve más de la impronta que los hechos dejaron en él que de cualquier tipo de apuntes o recortes. Me considero de ese tipo de personas que fotografía poco.

Pensé que en el segundo post hablaría del título del blog y soltaría alguna perorata sobre la frase que le acompaña, pero mejor que siga su propio curso. Es como una tabla de ouija, uno sólo debe poner el dedo.

Qué bonito es que dos personas sean capaces de combinar una acción en una franja de tiempo inferior a dos segundos sin haber hablado entre sí solamente porque había algo que les resultaba tan obvio que era imposible dejarlo de hacer. Y esto puede suceder jugando al fútbol. La lógica mandaba cualquier otra cosa, pero algo ha tirado de mí hacia ese sitio; el mismo algo que a él le ha llevado a echar allí el balón. Ha sido como una conexión de neuronas de dos cuerpos distintos, una sinapsis a distancia. Que haya acabado en gol ha sido una especie de premio a nuestra fe en que aquello saliera bien. Nadie piense que esto se refiere a que he metido un gol muy bonito y quería contarlo. Quería contar lo bonito que es hacer un movimiento por puro instinto y ver que alguien se ha sincronizado contigo en esa locura.

martes, abril 12, 2005

Otro nivel

Este nuevo blog nace de un gran período de expansión personal. Pensaba escribir “sin precedentes”, pero creo que en mi vida sí los hay, concretamente dos que ahora (probablemente nunca aquí) no voy a detallar. Como eso de “expansión personal” queda muy bonito pero es poco gráfico diré que es algo muy parecido a subir un nivel de experiencia en un juego de rol: adquieres nuevas habilidades, las que ya tenías te cuesta menos esfuerzo llevarlas a cabo y, en fin, tus nuevas características te llevan sencillamente a una nueva forma de plantear algunas cosas. También está alrededor de todo esto la palabra “progreso”. No me gustan sin embargo “hacerse mayor” o “madurar”, porque, si bien es cierto que en parte están, no creo que toda la gente que se ha hecho mayor y/o ha madurado hayan pasado por este nivel en el que estoy. Quede claro que “nivel” no es un juicio de valor.

Antes de seguir quiero hacer firme intención de no caer en demasiados tópicos, como es “la vida te cambia”, frase con la que había empezado a escribir este párrafo. Pero es así, cada día te esculpe un poco, unos más, otros menos, pero todos dejan su marca de cincel. Y llega uno de todos estos días en los que, a pesar de seguir lejos de tomar una forma definida, has dejado de ser el bloque monolítico que eras, y tomas conciencia del proceso, y te sientes como uno de esos esclavos que Miguel Ángel dejó a medio rescatar de su cárcel de mármol. Y hoy es ese día, el que percibes que no hay marcha atrás posible; mi madre siempre dice que la escultura tiene más mérito que la pintura porque no se puede borrar ni pintar encima: lo que quitas lo has quitado para siempre.

Como borregos” está preciosamente ligado a esa primera fase, que no por casualidad se llama “desbaste”. No se entienda esto como una fase que se cierra, ni como un desprecio a lo anterior, forma parte de un todo. Es, siguiendo con el símil, un cambio de herramienta; pero la mano es la misma. Si siguiera con la herramienta anterior destruiría el bloque sin llegar a nada, igual que tampoco hubiera conseguido nada intentando detallar desde el principio.